Hoy os quiero contar una anécdota de la fotografía. En concreto, una anécdota que me ha pasado recientemente.
Hace unos días estaba yo paseando con mi cámara para hacer algunas fotos cuando me paso una cosa curiosa.
Una señora me vio con la cámara y empezó a contarme que ella se dedicaba a pintar cuadros. Me preguntó si yo podía enseñarle alguna foto que yo haya hecho, tras lo cual le enseñé mi álbum de Flickr. Llegó a decir que tenía algunas fotos muy bonitas.
La gracia es que la señora me llegó a pedir que le cediese (no que le vendiese ni nada, sino que le cediese) alguna fotografía para pintar cuadros de esas fotos y luego vender los cuadros. Obviamente le di las gracias por los elogios, pero le comenté que en ése caso, ya que iba a ganar dinero tomando mis fotografías como base, lo lógico sería que me comprase la foto. A lo cual me respondió que no tenía que pagarme nada ya que con la fotografía digital hacer una foto era apuntar y disparar. Amablemente le expliqué a la señora los pasos que hay que conseguir para hacer una foto decente, sin contar además que para conseguir 1 foto buena tienes que haber hecho antes 100 malas. Es decir, le expliqué que la fotografía también tiene su esfuerzo. Al final el asunto se quedó en nada.
Pero es curioso como a veces la fotografía esta infravalorada.